Los malos hábitos de alimentación y un estilo de vida sedentario son características del estilo de vida del siglo XXI. Este tipo de costumbres van de la mano del sedentarismo, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares derivadas de los mismos.
Este fenómeno ha ido crecimiento y para evitarlo y mejorar la salud y la calidad de vida la actividad física y deporte juegan un papel fundamental. Ejemplos claros son términos como fitness, wellness, antiaging, Pilates, gimnasia regeneradora, etc. Pero sin duda un entrenamiento personal es lo que mejores resultados nos va a dar ya que se adapta a cada una de nuestras necesidades.
Actualmente, nos encontramos ante una evolución del fitness al wellness por diferentes razones: la nueva concepción entre actividad física y salud, la consecución de una mejora de los estilos de vida, la búsqueda del bienestar. Y las nuevas motivaciones y demandas sociales en cuanto a salud y en cuanto a actividad física.
Y en este contexto nace la figura del entrenador personal, como un profesional que cuenta con todos los conocimientos técnicos, teóricos y prácticos que unen la orientación del entrenamiento hacia la actividad física en el estilo de vida y la condición física orientada a la salud.
Cuando decidimos hacer ejercicio surgen preguntas como: ¿qué tipo de ejercicio?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿cuánto?, ¿con qué intensidad?, y aquí es donde actúa el entrenador personal, llevando a cabo un asesoramiento individualizado de cada caso y situación.
El entrenamiento personal se instaura, por el aumento de la demanda, hay personas a las que su médico, traumatólogo, endocrino, fisioterapeuta,… les recomienda actividad física, pero hay que realizar el programa correcto para ese perfil de usuario, ya que no deben realizar cualquier actividad. Y este es el trabajo del entrenador personal.
Algunos de las ventajas del entrenamiento personal son:
1. Perder grasa y ganar músculo.
2. Incremento del metabolismo.
3. Disminución de la presión sanguínea en reposo.
4. Cambios positivos en los perfiles lipídicos sanguíneos.
5. Reducción del riesgo de osteoporosis y aumento del contenido mineral óseo.
6. Mejora la integridad estructural y funcional de tendones, ligamentos y articulaciones.
7. Mejora de las actividades físicas, sentirse mejor.
8. Corregir la postura corporal.
9. Mejora de la autoestima: el sujeto entrenado se sentirá más fuerte, se verá más fuerte y pensará que está fuerte.
En el entrenamiento personal destaca la importancia de que sea individualizado y realizado por profesionales titulados en la materia. Si te animas puedes pedirnos asesoramiento.
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